Otro año más se acabó la Semana Santa. Llegó el fin de las procesiones y de los estruendosos tambores, bombos y cornetas. Llegó el silencio de nuevo y con él la vuelta a la rutina y al trabajo dejando atrás las vacaciones.
Este año la pasé en Zaragoza, aunque no disfrutando mucho de las procesiones, por la intensa lluvia que hizo que no saliesen o acortasen su recorrido. Hasta el año que viene no volveré a oír los tambores que tanto me gustan. Hasta el año que viene.
3 comentarios:
Además es que cuatro días seguidos de vacaciones saben muy pero que muy bien.
JO ESTOY CON CHASKY... YO ESTE AÑO NADA DE TAMBORES... ELEGI OTRA HISTORIA... PERO PARA TAMBORES CALANDA O HIJAR..... ME ENCANTA!!!!
Ahi no te voy a quitar la razón, Chasky, jeje.
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