Éste era mi coche hasta el sábado pasado (20 junio). Llevaba intención de hablaros antes de él, y no como un homenaje póstumo, pero así son las cosas, hasta que no pasas a mejor vida, no hablan de ti. La “bala roja”, como había sido bautizado por mis amigos (era una ironía, porque era muy lentito y le costaba llegar con sus recalentamientos a todos lados, debido a su vejez, teniendo que parar cada pocos km a que “tomase aire” en cada viaje, así que como cachondeo, lo apodaron asi y con ese nombre ha persistido y perdurará por siempre), era un pequeño corsita de hace 15 años por lo menos y llevaba conmigo 2 años, 8 meses y 3 días cuando lo dimos de baja.
Fueron muchos viajes con él desde Zaragoza: al pueblo, a pueblogrande-cuidadpequeña todos los días, a los pueblos colindantes de éste, a Soria a ver un partido de la UDS y a Portaventura como viaje más largo (donde dijo definitivamente que si lo sacabamos más a viajes de ese calibre, nos iba a regresar a casa nuestra santa madre, porque él se negaba), pero hace un mes, salió aquella oferta del gobierno tan apetitosa :”2000 euros menos si te compras un coche que blablabla, blablabla....”. Reuniamos las condiciones, teníamos algo de pasta ahorrada... y buscamos varios modelos por internet. Total, que a la semana siguiente de pensarlo, estabamos eligiendo al nuevo miembro de nuestras vidas: otro opel corsa (si, ya sé que parecemos muy de ideas fijas, pero es que cuando lo vimos nos gustó más que otros). Y un mes más tarde, después de muchos esto-y-lo-otro con el concesionario.... Lo tenemos entre nosotros! Os presento a “la flecha plateada”.
que conste que yo lo hubiese cogido en rojo, pero este ya estaba hecho y tardaban menos en darnoslo...
Aunque al principio no me hacía a él, ya me voy acostumbrando. Pensaréis que soy boba, pero aún hecho de menos a mi “pequeña bala roja”, por todos los momentos que he pasado con él, porque fue mi primer coche y eso no se olvida. Aprendí a conducir con él, casi hacía rallys ya en las calles de pueblogrande-ciudadpequeña, me quité el miedo y disfruté de que mi trabajo estuviese fuera, y con este, creo que aprenderé a disfrutar de la conducción, aprenderé lo que es salir de viaje largo sin preocuparte de que se te va a recalentar el coche y no te va a subir los puertos, o te va a dejar tirado en medio de una carretera secundaria (por la que pasa un coche cada 3h) y va a tardar una hora en volver a ponerse en marcha. Pero a pesar de todo esto, LA BALA ROJA PERMANECERÁ SIEMPRE EN UN LUGAR ESPECIAL DE MI CORAZÓN.Con el nuevo, pues estamos enchochaos. Charlie pregunta por él (y entre nosotros, tiene más mono de conducirlo que un heroinomano de chutarse) cada vez que hablamos por teléfono y yo, pues me asomo cada poco tiempo a la ventana a ver si esta como lo he dejado.
Y como dicen “mis yayas”: ahora que lo disfrutemos con salud y hasta que se haga tan viejo como el otro (por lo menos)